Había una vez una hormiguita
llamada Clementina.
Dormía y dormía todo el día
y a buscar su comida no salía.
Cuando estaba por llegar el invierno
sus amigas le decían:
Ven con nosotros, Clementina,
con el frío no habrá comida.
Luego todas se iban
a buscar hojas y ramitas
para guardar en la despencita.
Clementina tan perezosa
dormía y dormía.
Cuando al fin despertó
el invierno había llegado
y su despensa estaba vacía.
Salió a buscar lo que sea
sola y muerta de frío.
Sólo encontró un tronquito
que cargó en su espaldita.
Cuando llegó al nido donde vivía
el tronquito en él no entraba.
Condenada a morir de hambre
lloró muy arrepentida.
Sus amigas la perdonaron
y llenaron de hojas su despencita.
Clementina la lección aprendió
y ya nunca más se dormiría.