Este cuentito lo escribí para la pequeña Paula, que vive en Madrid y es una gran luchadora, a pesar de su corta edad, por la vida que a veces es injusta.
Blancanieves, despierta cuando ya los 7 enanitos se han ido al bosque a hacer su trabajo. Bosteza estirando sus brazos, mira a su alrededor y dice en voz alta: Bueno, hay muchas cosas por hacer… A ver, por dónde empiezo: limpiar la casa, hacer la comida, planchar la ropa de los enanitos. Uf, hoy si que no tengo ganas…
En eso golpean a la puerta, ¿quién será? Seguramente uno de los 7 enanitos que se olvidó su herramienta de trabajo. Blancanieves abre la puerta regañando antes de ver quién es: Qué te has olvidado cabecita de… Pero, ¿tú, quién eres?
La que ha llamado es una niña pequeña y bellísima, que está paradita frente a la puerta, con una canastita llena de flores del bosque, y con cara de susto dice: Me llamo, Paula, y me he perdido cuando salí a buscar flores en el bosque para llevarle a mi mamá…
¡Oh! Le dice Blancanieves. No te preocupes, yo vivo acá con los 7 enanitos del bosque que cuando regresen te ayudarán a volver a tu casa porque ellos conocen todos los caminos…
La niña, sorprendida, le dice de pronto y poniéndose contenta: Pero, tú eres Blancanieves, sí, te he visto en los libros y en las películas…
Si, claro que lo soy y no sabía que era tan famosa, qué bueno. Sabes Paula, se me ha ocurrido una idea y tú me vas a ayudar. Escucha. Y acercándose al oído de la niña le cuenta su plan.
El día ha pasado, ya el sol se ha ido a dormir cuando llegan los 7 enanitos después de haber cumplido con su trabajo, cansados y hambrientos. Abren la puerta de la casa en la que viven con Blancanieves y la ven… No a Blancanieves, sino a Paula, vestida igual que ella. La niña esta preciosa con su falda amarilla y su chaqueta azul, con un gran moño rojo en la cabecita. Los 7 enanitos se sorprenden al ver a una Blancanieves más pequeñita, pero no se preocupan porque el olor a una rica comida sale de la cocina y todos se sientan a la mesa a comer. Paula, feliz, les sirve y come con ellos la riquísima comida que ha preparado. Todos cantan con ella, se ríen. En eso se asoma la verdadera Blancanieves desde detrás de la puerta de su habitación, le guiña un ojo a Paula que le devuelve el guiño, y vuelve a seguir descansando.
Los enanitos, le comentan a Paula, que han comido la más rica comida que han probado, que están encantados con una Blancanieves tan pequeñita, y que se quede a vivir con ellos. Pero Paulita, extraña a sus papis y a su hermanita y tiene que volver a casa. Los 7 enanitos le dicen que no se preocupe, que a la mañana siguiente la llevarán de vuelta a su casa, porque no hay mejor lugar para estar que con la familia.
Al amanecer, Paula, con su canastita llena de flores, se despide de Blancanieves con un gran abrazo y un beso y le promete que siempre volverá para estar con ella y con los enanitos, porque los quiere mucho a todos. Y luego se va contenta, vestida como Blancanieves porque le ha regalado la ropa, que en realidad es de cuando era pequeñita. Pronto, gracias a los enanitos, verá a su querida familia que seguramente la estarán extrañando por lo mucho que la quieren.
Paulita, ha pasado el día más feliz de su vida, se le cumplió un sueño maravilloso, de cuento, fue Blancanieves por una vez, y de ahora en más, lo será siempre.